ENTRADA GUIADA, PSICOSIS 4.48 DE SARAH KANE

Propuesta de puesta en escena de la obra Psicosis 4.48 de Sarah Kane

Al trabajar con el texto de Psicosis 4.48 de Sarah Kane, descubrimos que se llevan al extremo esas cualidades que tiene el teatro posdramático hasta el punto en el que no sabemos siquiera si existen personajes o no, no hay una definición del cronotopo y la expresión es tan críptica en algunas ocasiones que resulta difícil entender la obra como un conjunto teatral. Es por esto que vamos a tratar de modelar e interpretar algunas de las palabras que Sarah Kane decide exprimir en el papel para convertirlo en una obra de teatro posdramático apta para su interpretación.

Antes de comenzar con la propuesta del diseño de un posible guión me gustaría contar con varias pautas para mantener la esencia del texto y ser fiel al alma o mensaje del mismo, si es que tiene un mensaje (aunque distorsionado, en parte, porque los emisores van a ser distintos o quizá se va a establecer un cronotopo alejado de lo que pasaba por la cabeza de Kane al redactar Psicosis). 

  • En varias ocasiones vamos a interpretar que las acotaciones de silencio dan paso a conversaciones. Sin embargo, cuando aparecen poemas o textos en verso, vamos a interpretar esos fragmentos como pensamientos o reflexiones de la protagonista.

  • Vamos a tratar de representar lo que es el brote de psicosis que tiene un patrón depresivo claro a lo largo del texto. Para ello, la actuación y acotaciones de Sarah van a ser claves. Su representación anímica es un reflejo de la depresión. Esa búsqueda por estar muerta, ese pensamiento intrusivo de ser inútil y no poder aportar nada más al mundo. A su vez, una sensación de paz y de tranquilidad que bañan el cuerpo de Sarah. Sabe que va a morir, quiere morir, no le da miedo la muerte y habla con calma de ella.


Obra teatral Psicosis 4.48- Acotaciones y descripciones

Personajes

Sarah (Protagonista y narradora)

Mujer de unos 30 años. Muy segura y decidida, enferma de depresión y con tendencia destructiva. Bisexual. De aspecto dulce, pero desgastada por los disgustos y el estrés. Es atractiva y cuida su imagen pese al esfuerzo que esto le conlleva, pero es de las pocas cosas que se anima a hacer por la mañana. Tiene ascendencia peruana y se acaba de independizar a un estudio claustrofóbico.

Benjamín (Chico con quien tuvo relación)

Benjamín es un poco mayor que ella, casi 10 años mayor. Es un hombre poco atractivo e incluso un poco desagradable estéticamente. Es inglés y tiene mala fama por tratar mal a sus parejas. Sin embargo, pone gran empeño en conocer las inquietudes de Sarah, pues es algo que le preocupa su conducta depresiva. Su complexión es grande, pero su comportamiento a veces se acerca al de un niño pequeño. Le huele mal el aliento y tiene mucho sarro entre los dientes.

Lugar

Mente de Sarah (Espacio de butacas)

Lugares cotidianos: habitación, calle, etc. (Escenario)

El patio de butacas es entendido como la cabeza de Sarah, mientras que el escenario es la materialización de sus experiencias de forma social y exterior a su cabeza. De modo que vamos a estar viajando del interior de su mente a lo que ven sus ojos o al papel que de forma tradicional ocupan los espectadores de teatro: meros espectadores ajenos a la acción -que en este caso no son ajenos como tal, pues se van a identificar mayoritariamente con Sarah por conocer su experiencia desde el interior-. 

Tiempo

Actualidad

El decorado relativo a los espacios cotidianos es actual, coetáneo a nuestros años (introducción de dispositivos móviles, moda actual, incluso referencias al periodo Covid). Sin embargo, no hay ninguna referencia importante al tiempo en concreto. 

Atrezzo y entorno

En la zona de butacas, oscuridad plena, que la audiencia no pueda ver nada por mucho que quiera. Sólo importará el sonido que brote de los altavoces situados estratégicamente en cada esquina (cuatro esquinas) del apartado de butacas para generar una experiencia sonora envolvente.

En el escenario, veremos el uso de atrezzo para recrear un espacio reconocible con los menores utensilios posibles. Es decir, para un salón, se utilizará un sillón, una mesita, una lámpara (única fuente de luz junto con algún cenital suave que alumbre únicamente esa zona) y una televisión. El resto, fondo negro.

Para representar la calle, se utilizará un foco más potente con temperatura de luz similar o igual a la del sol, pero utilizando elementos mínimos para identificar el entorno. Una papelera, un banco y algún arbusto postizo. De esta manera, estamos recreando espacios de forma simple pero no realista; no buscamos imitar una habitación o una calle a la perfección sino abstraer la esencia de las calles y de los salones para reducir el ruido visual al máximo y centrar toda la atención en las acciones y diálogos de los personajes y narradora.

Duración del espectáculo 

La representación de la obra tomará entre dos horas y dos horas y media, teniendo en cuenta que muchas partes del tiempo se dedican a expandir esos silencios que se indican en las acotaciones. En contraste, los momentos de ritmo más dinámico, que normalmente se asocian con las reflexiones de Sarah, se desarrollan de forma más o menos rápida.


Descripción de una escena para comprender las decisiones tomadas en conjunto

(En el escenario, simulando la habitación de Sarah, vemos a Sarah y a Benjamín tirados en la cama. Tras haber vuelto a repetir el polvo de reconciliación de cada mes, Benjamín nota la actitud decaída de Sarah, le pregunta por su futuro, acariciándole la cara).

Benjamín: ¿Tienes algún plan?

Sarah: (impasiva, sin generar ni una sóla mueca) Tomaré una sobredosis, me cortaré las muñecas y después me colgaré 

Benjamín: (en tono jocoso) ¿Todo junto? 

Sarah: Sería imposible interpretarlo como una llamada de auxilio. 

(Se extiende un silencio helador por la habitación, Benjamín aparta su mano de los mofletes de Sarah, asustado, desesperanzado. El silencio se mantiene).

Benjamín: (tras un minúsculo atisbo de esperanza) No funcionaría.

Sarah: (reincorporándose en la cama, con los pies en el suelo y la mirada apartada de Benjamín) Claro que sí. 

Benjamín: (insistente) No funcionaría. Empezaría a darte sueño por la sobredosis y no tendrías fuerza para cortarte las muñecas. 

(Silencio) 

Benjamín: ¿Si estuvieras sola te parece que podrías hacerte daño? 

Sarah: (seria, fría, poniéndose las bragas) Me aterra saber que podría. 

Benjamín: ¿Y eso podría ser una forma de protegerte? 

Sarah: (sin sentimiento) Sí, es el terror lo que me mantiene alejado de las vías del tren. Solamente espero por Dios que la muerte sea el final - se pone una camiseta vieja y agujereada con desgana, torpe- Me siento como de ochenta años. Estoy harta de la vida y mi mente quiere morir. 

Benjamín: (tratando de animar a Sarah) Eso es metáfora, no realidad. 

Sarah: (se enciende un cigarro, sigue sin mirar a Benjamín) Es un símil. 

Benjamín: No es realidad. 

Sarah: (cansada) No es una metáfora. Es un símil, pero aunque lo fuera, el carácter que define a una metáfora es que es real.

 (Un largo silencio) 

Benjamín: No tienes ochenta años. 

(Silencio) 

Sarah: ¿O sí? 

(Un silencio)  

Benjamín: ¿O sí? 

(Un silencio) 

Benjamín: ¿O sí tienes? 

(Un largo silencio) 

Sarah: (por fin, gira el torso y mira a los ojos a Benjamín) ¿Tú desprecias a todas las personas infelices en general ó solo a mí en particular? 

Benjamín: (asustado) No te desprecio. No es culpa tuya. Estás enferma. 

Sarah: No me parece. 

Benjamín: ¿No? 

Sarah: (decidida, segura) No. Estoy deprimida. La depresión es enojo. Es lo que hiciste, quién estuvo y a quien le echas la culpa. 

Benjamín: ¿Y tú a quien le echas la culpa? 

Sarah: A mí. 

(Las luces se apagan por completo, el teatro se sume en completa oscuridad y, de los altavoces se escucha, con mucha más amplificación que la voz que oíamos previamente, a Sarah. La oscuridad va a representar la mente y ánimo de Sarah, nos hemos trasladado a su interior, donde no hay color, ni esperanza, ni expectativas de ningún tipo. Sólo oscuridad, muerte y fin. Así, en estas condiciones escuchamos su reflexión. Algo de eco en la voz).

Cuerpo y alma no pueden casarse. 

Tengo que transformarme en quien ya soy y voy a vociferar eternamente ante esta incongruencia que me ha entregado al infierno.

La insoluble esperanza no me puede sostener.

 Me voy a ahogar en disforia 

En el pantano gélido y negro de mi yo 

En el foso de mi mente sin materia. 

¿Cómo puedo volver a la forma

 ahora que todo pensamiento formal se ha ido?

No es vida que pueda aprobar. 

Me amaran por aquello que me destruye 

la espada en mis sueños 

el polvo en mis pensamientos 

La enfermedad que se me incuba en los pliegues de mi mente.

Cada cumplido se lleva un pedazo de mi alma. 

[...]

(Se enciende una luz muy pobre, muy tenue, fría. Ilumina ligeramente el patio de butacas, da la sensación de que algo de esperanza llega. La luz, el final del sufrimiento).

Llegue al final de este relato terrible y repugnante
Contado por un sentido aprisionado en un cadáver ajeno y 

Abultado por el espíritu maligno de una mayoría moral. 


Ya hace mucho tiempo que estoy muerta 

(La luz se apaga de golpe, rápidamente. Volvemos a sumergirnos en esa oscuridad fría y desesperanzadora).

De vuelta a mis raíces 

Canto sin esperanzas en el borde.

(Se escucha una nana de una madre como de lejos, con mucho eco. El sonido es envolvente y la reverberación tan alta que la nana marea).


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