Entrada guiada, JACKIE
Jackie como relato posdramático
En este espacio vamos a tratar de distinguir si el texto de Jackie, una de las “princesas” que aparece en el libro de cuentos de Jelinek se trata de una obra posdramática y por qué. Para ello nos fijaremos en aspectos de la estructura del relato así como el propio contenido y las distintas visiones que se toman en ciertas partes de la obra.
Para comenzar, vamos a centrarnos en un elemento básico de este cuento. En cuanto empieza el relato de Jackie, su personaje comienza a hablar como si estuviera continuando una conversación. No existe un principio marcado, ni un saludo al uso más allá de la pequeña acotación de la autora al decidir cómo quería presentar a Jackie, sin tener mucho éxito, porque sabe que Jackie va a hacer lo que quiera y a seguir sus propios criterios (una marca característica del teatro posdramático- la libertad de monólogo sin tener que cumplir una distribución concreta, pues la belleza está en lo genuino del discurso, lo que no está preparado, lo que sale de dentro sin pensarlo, lo verdadero-). De la misma manera, el final del relato no se identifica con una despedida o un desenlace, de forma que no se sigue una estructura clásica en cuanto a orden sino que no hay principio ni fin. Se gira, durante todo el relato, en torno a las mismas ideas. Ideas que resultan latentes en los años 60 y 70 que van a pivotar en base a la dura biografía de Jackie.
Igualmente, el relato de Jackie parece un relato sin pausa, en el que se expone una idea tras otra sin parar, donde parece que no se toma aliento. Sólo Jackie con sus reflexiones y vivencias, en bucle. Vemos así, cómo se ajusta el relato a lo posdramático al basar este mismo en el “yo” y las constantes confesiones por parte de Jackie. Confesiones que van a impactar al lector. Se crea morbo en base a esta idea y el receptor de la obra se siente satisfecho al poder traspasar la barrera de la intimidad y poseer información tan “suculenta” especialmente viniendo de una figura tan importante en la cultura americana y que, sobre todo, involucra a la gran potencia de Kennedy (especialmente, a su asesinato). Se trata de mostrar aquello que resulta obsceno y sacarlo a la luz sin reparo.
En cuanto a la personalidad de la protagonista, Jackie se muestra en este relato como una mujer superficial y materialista, víctima del capitalismo americano y de los cánones de moda. Se abandera de ser un vestido, el famoso vestido rosa Chanel y afirma en varias ocasiones que su ropa es su forma de comunicarse y de ser, que la moda es lo que le hace feliz. Por lo tanto, podemos deducir que quizá la relación con Kennedy era una relación meramente burocrática que les surtiría poder a ambos y sobre todo, dinero a Jackie para sus caprichos y vestidos.
Resulta casi paródico el grado de vanidad de Jackie, remitiendo a lo performativo y la exageración como parte del teatro posdramático. Los roles y estereotipos hacia la mujer son claros, siempre hemos sido asociadas con el placer por las compras, por tener mucha ropa y con el deseo de encapricharnos de accesorios y monerías que el mercado tiene preparado para nosotras. El feminismo ha luchado durante muchos años por romper esta idea y luchar por la representación de las mujeres (que mayoritariamente) son lo opuesto a esta idea o no son así de superficiales. Sin embargo, con los años, las corrientes evolucionan y las formas de reivindicación cambian, de modo que el feminismo de este momento presume de que las mujeres pueden basar su felicidad en su ropa y accesorios, o puede que no. Puede que dependan económicamente de sus parejas, o puede que no. El poder del feminismo en este punto radica en la capacidad de valorar y dignificar a la mujer independientemente de si perpetúa los estereotipos de género o no.
La obra de Jackie está perpetuando estos roles de forma extrema, como una parodia, llevándolo al mayor extremo y a forma de abanderarse de este nuevo feminismo que tan bien acoge el teatro posdramático.
Retomando el concepto que utiliza Jackie de “ropa como mi forma de escritura”, esta va a articular todo un lenguaje de símiles y metáforas relacionadas con prendas o juicios de moda. Véase:
Para referirse al cráneo de Kennedy en varias ocasiones:
Para hablar sobre qué han hecho sus seres queridos para morir:
En estos espacios posdramáticos hay cabida para la experimentalidad así como la creación de unos códigos propios por el sujeto que protagoniza el monólogo.
Para acabar, y volviendo a nombrar el tema de lo obsceno hay algo extremadamente provocador en la obra. Se trata de que Jackie relata su monólogo sin respuestas desde la tumba y es el hecho de que esté muerta la única vía para brillar de forma autónoma, de llegar a la gente y dejar de ser una simple sombra del presidente de los Estados Unidos. Esta decisión se utiliza para representar que, las mujeres permanecen todo el tiempo en la oscuridad pero si quieren salir a la luz, tener iniciativa y ser alguien, esto va a traer consigo consecuencias negativas. Se trata de que la muerte es la única opción que tienen las mujeres para ser “princesas”. Así como pasó con Marilyn, que Jackie la describe como la luz, lo que parpadeaba en las pantallas de las personas y su trágico final: asesinada por brillar (aunque existen muchas teorías acerca de su muerte, parece casi evidente que se trata de un crimen relacionado con el presidente y con su propio triunfo). El carácter provocador que va a producir escalofríos al lector se materializa en frases como las siguientes, donde la muerte de Jackie se pone en evidencia (el hecho de que el monólogo venga de una persona muerta, conmueve e hiela los sentidos).
Muerte física o metafórica, Jackie ya estaba muerta (sentimentalmente/corporalmente).
Parece evidente, una vez habiendo visto todos estos detalles, como el relato que cuenta la joven influyente estadounidense es toda una obra de carácter posdramático.
-Sara Luisa Herrero Echeverría-
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