Entrada libre, antigitanismo y Pablo Vega

El otro día acudí a una conferencia sobre Raza y cine, de la mano del realizador Pablo Vega, un icono gitano para la industria audiovisual. El testimonio de Pablo es muy importante para entender cómo de estigmatizada está la comunidad gitana y cómo de marginalizados han estado, y están, los gitanos desde hace décadas, aún siendo la mayor representación de minoría europea. 


Durante la ceremonia se trataron temas que resultan imprescindibles para empezar a cuestionarnos ciertos comportamientos y prejuicios que hemos atribuido a los gitanos, que en gran parte, tenemos asimilados porque su representación en los medios de comunicación se ha hecho por parte de payos, no de gitanos, lo que provoca que su estigmatización se perpetúe, que su representación esté llena de prejuicios y que no se llegue a alcanzar una visión limpia de este gran colectivo. Él mismo comenta que “se hace cine gitano sin atender a voces gitanas, las realidades de los gitanos son ignoradas” y añade que el antigitanismo no es la excepción sino la norma. 


Uno de los temas importantes que se trató fue el ser o no ser racializado. Se considera que al ser racializado, tienes mayor acceso o al menos resulta más coherente querer crear representaciones mediáticas de otras culturas a las que no perteneces, porque, aunque tú no hayas vivido las experiencias que haya vivido cierta comunidad, tu realidad también se desmarca de una realidad privilegiada y te permite entender mejor y ser más consciente acerca de el tema que estás tratando. Así pasa con Pablo, que aunque es gitano, ha creado películas como Africa The Beat (2011) sobre el pueblo Tanzano para mostrar lo feliz y elegante que resulta esta cultura a partir de sus acciones cotidianas. De esta forma, se habló sobre el concepto de “tener una mente limpia o al menos, una mente consciente” a la hora de tratar realidades de las que no has participado. Sin embargo, creo que discrepo un poco con esta idea. Bajo mi opinión, para que una obra sea puramente coherente, no tiene que tener un sentido y estar bien conectada en su interior, en el contenido, sino que todo lo que envuelve a la obra como puede ser su autoría, también debe de ser coherente. Así, es evidente que Pablo ha vivido una marginalización concreta, pero actualmente no deja de ser una figura privilegiada y no sé hasta qué punto se puede estar lucrando de otras marginalidades como ocurre en la película ya mencionada, por mucho que tenga una visión claramente más consciente. Considero que deberíamos dejar representar las distintas realidades a los que la han vivido, para que sean puras y no haya cabida al aprovechamiento o a que se corrompan sus testimonios. Y si tú estás en una posición privilegiada y quieres dar voz a estas realidades subalternas, hay que usar este privilegio simplemente como altavoz, como trampolín para las propias figuras disidentes, de forma que tu discurso no intervenga para nada en el suyo. 


Este tema de la coherencia es algo que llevo planteándome no mucho tiempo pero que realmente me hace reflexionar, y me pasa con la propia asignatura de Tendencias literarias. Me parece que la iniciativa de vertebrar la asignatura en base a obras exclusivamente femeninas es magnífica. Sin embargo, qué de coherente tiene esto si quien enseña estos contenidos son únicamente hombres, y no sólo eso sino que los psiquiatras y expertos que vienen a darnos charlas hasta el momento sólo han sido hombres. Osea, todos los profesionales que nos rodean y nos dan las asignaturas son muy respetuosos y están muy metidos en la materia de modo que tienen la capacidad de ofrecer un juicio crítico pero sobre todo que da voz a la mujer sin cuestionar su dolor y su rechazo a lo largo de los años. Pero independientemente de su profesionalidad, no son mujeres y en muchas ocasiones van a hablar de realidades que no han vivido y que probablemente no vivirán. Entonces esto es algo que me da que pensar bastante, ¿hasta qué punto esta asignatura es coherente en ese sentido?

(por favor no penséis que os odio ni mucho menos profesores, de hecho me gustan mucho vuestras clases, pero mi pregunta no es una crítica dirigida hacia vosotros sino a cómo se plantea la asignatura desde las instituciones y desde el tema de la coherencia). Es más, ¿tiene sentido que yo misma, que no soy gitana, esté hablando de este tema? En mi defensa diré que lo hago desde todo el respeto y como herramienta de reflexión no para lucrarme del discurso de Pablo y del pueblo gitano sino para tratar de ser más conscientes y críticos con  sus representaciones y sobre cómo son tratados en nuestro país, pues en numerosas ocasiones he escuchado comentarios negativos e injustos sobre el colectivo.


Me gustaría mucho saber qué opináis vosotros.


Volviendo a la charla que dio Pablo Vega, otro tema muy interesante y que es súper candente es el tema de la apropiación cultural. Pablo puso el ejemplo de Rosalía y añadió que incluso le copió la idea de la estética que presenta en su nuevo álbum, Saoko, idea que originalmente creó Pablo para un spot del Gobierno de España en el que muestra a una flamenca bailando con un vestido de topos, representando la parte más tradicional de la cultura gitana y por otro lado con un casco futurista en la cabeza, para hacer un guiño a que los jóvenes gitanos son el futuro de España. Pablo decía, “me parece genial que uses mi idea, pero dame créditos; en vez de usar a personas desmarcadas del gitanismo y del flamenco, llámame a mí o a un gitano para hacerte el vídeo”. Y tiene razón, en cuanto haya un equipo de trabajo que pertenezca al colectivo y una concienciación y respeto por parte del artista, pasa de ser apropiación a ser un altavoz, además de que la obra tendrá mucho más sentido y coherencia y las cosas se harán desde el conocimiento y no desde el “postureo”. Lo mínimo que se puede hacer antes de utilizar algo que te guste mucho de una cultura es dignarte a conocer sus orígenes, sus porqués, sus sufrimientos y cómo han sido reprimidos en sociedad y así poder disfrutar de esa cultura desde el conocimiento. Este tema está dando muchas vueltas actualmente, como por ejemplo el debate por llevar trenzas o el durag sin ser negro/a.


Todas estas cuestiones siempre han estado sujetas a debate, por eso siempre hay que darle la razón a las personas afectadas, aquellas realidades subalternas que han sido las que han sufrido el rechazo y el acoso justamente por pertenecer a un colectivo o cultura minoritaria. Nosotros, los privilegiados, debemos callar y entender sus causas, respetarlos y actuar como altavoces si existe la opción. 


Comentarios

Entradas populares